Neurociencia Contra La Pederastia
Solemos considerar que las enfermedades son desequilibrios
orgánicos que afectan al cuerpo o a la mente y que generan sufrimiento a quien
las padece.
Sin embargo, la ciencia ha ido descubriendo que existen enfermedades que generan sufrimiento no a quien las padece, sino a los demás.Entre estas enfermedades se encuentran, sobre todo, enfermedades que afectan al comportamiento; en particular, las desviaciones del comportamiento sexual, algunas de las cuales conducen a extraer placer de las violaciones, conocida como biastofilia, o sentir atracción sexual por los niños, conocida como pederastia.
Algunos neurocientíficos que han estudiado estos temas abogan por un cambio de paradigma social en la manera de tratar estos problemas.
Este cambio supone disminuir la criminalización y penalización de estas conductas, que no parece haya dado el resultado de eliminarlas o ni siquiera disminuirlas, y abrazar un modo de actuación basado en la salud pública, ya que estamos tratando con enfermos.
Curiosamente, la vía médica ya se usa en algunos países en combinación con la penal para determinar el riesgo de reincidencia de pederastas condenados que han cumplido su pena y que, por esta razón, en principio, deberían ser liberados, pero que, si lo son, podrían volver a abusar de los niños.Un grupo de científicos de la Universidad de Gottingen, en Alemania proponen utilizar ahora la resonancia magnética funcional (RMNf) para determinar el grado de excitación sexual sin que los sujetos puedan hacer nada por controlarlo. Los científicos estudian en 24 personas heterosexuales el efecto de estímulos sexuales subliminales (estímulos presentados por tan corto espacio de tiempo que solo se perciben de forma inconsciente), sobre la activación de las áreas del cerebro implicadas en el procesamiento de la información sexual.
Aunque ninguno de los participantes manifiesta ser consciente de haber percibido las imágenes de contenido sexual, la RMNf mostró que las áreas cerebrales implicadas en la excitación sexual se activaron.
Estos estudios deben tomarse con la prudente cautela que aconseja cualquier estudio científico realizado con una pequeña muestra de personas. Sin embargo, abren una nueva posibilidad para diagnosticar, sí, diagnosticar, la pedofilia y otras desviaciones del comportamiento sexual que no conducen a una relación equilibrada y consentida entre adultos.
Sin embargo, la ciencia ha ido descubriendo que existen enfermedades que generan sufrimiento no a quien las padece, sino a los demás.Entre estas enfermedades se encuentran, sobre todo, enfermedades que afectan al comportamiento; en particular, las desviaciones del comportamiento sexual, algunas de las cuales conducen a extraer placer de las violaciones, conocida como biastofilia, o sentir atracción sexual por los niños, conocida como pederastia.
Algunos neurocientíficos que han estudiado estos temas abogan por un cambio de paradigma social en la manera de tratar estos problemas.
Este cambio supone disminuir la criminalización y penalización de estas conductas, que no parece haya dado el resultado de eliminarlas o ni siquiera disminuirlas, y abrazar un modo de actuación basado en la salud pública, ya que estamos tratando con enfermos.
Curiosamente, la vía médica ya se usa en algunos países en combinación con la penal para determinar el riesgo de reincidencia de pederastas condenados que han cumplido su pena y que, por esta razón, en principio, deberían ser liberados, pero que, si lo son, podrían volver a abusar de los niños.Un grupo de científicos de la Universidad de Gottingen, en Alemania proponen utilizar ahora la resonancia magnética funcional (RMNf) para determinar el grado de excitación sexual sin que los sujetos puedan hacer nada por controlarlo. Los científicos estudian en 24 personas heterosexuales el efecto de estímulos sexuales subliminales (estímulos presentados por tan corto espacio de tiempo que solo se perciben de forma inconsciente), sobre la activación de las áreas del cerebro implicadas en el procesamiento de la información sexual.
Aunque ninguno de los participantes manifiesta ser consciente de haber percibido las imágenes de contenido sexual, la RMNf mostró que las áreas cerebrales implicadas en la excitación sexual se activaron.
Estos estudios deben tomarse con la prudente cautela que aconseja cualquier estudio científico realizado con una pequeña muestra de personas. Sin embargo, abren una nueva posibilidad para diagnosticar, sí, diagnosticar, la pedofilia y otras desviaciones del comportamiento sexual que no conducen a una relación equilibrada y consentida entre adultos.
Jorge Laborda
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